Cycle Union compra los componentes de una bicicleta y los monta. Esta empresa encargó el tratamiento previo de las piezas al fabricante de los componentes. El proceso de recubrimiento comienza con una rectificación fina, una limpieza o un soplado y un enmascarado; posteriormente, los empleados introducen las piezas —fabricadas con aluminio o acero— en el transportador circular de suspensión. «Recubrimos cuadros y horquillas de manera simultánea y los clasificamos por lotes de pintura», afirma Sebastian Belkin. La transportadora lleva las piezas hasta la cabina automática, que está equipada con doce pistolas (seis en cada lado). Los programas de pintura, guiado de pistolas y cantidad de aire están guardados en el centro de pulverización «PXE». «Una de las particularidades reside en el sistema separado de control de altura, puesto que existen muchas zonas libres entre los cuadros y las horquillas de las bicicletas; es en estas zonas donde el sistema de control interrumpe la emisión de polvo con el fin de ahorrar material», explica Heyn. La cabina cuenta con un sistema de succión de doble tubo, que está instalado en el suelo y a ambos lados; por ello, puede limpiarse fácilmente. «Para cambiar la pintura necesitamos alrededor de quince minutos, incluyendo la limpieza de la cabina», comenta Belkin. Debido a que cada vez es más común que los clientes elijan el color de su bicicleta, Cycle Union lleva a cabo hasta diez cambios de pintura al día en función de la marca correspondiente. La empresa ha instalado otro puesto manual directamente detrás de la cabina por si fuera necesario dar algún retoque al recubrimiento en polvo.
La pintura se aplica en el primer paso del recubrimiento; a continuación, las piezas pasan por el horno de secado. Tras enfriarse, a los cuadros se les añade los elementos decorativos —por transferencia de agua o decoración 3D— y, posteriormente, el transportador vuelve a llevarlos a la cabina, donde se aplica el esmalte transparente. Las piezas se retiran después de volver a pasar por el horno de secado y la zona de enfriamiento. Como parte del control de procesos y el aseguramiento de la calidad, Cycle Union documenta el proceso de recubrimiento y, si procede, puede hacer un seguimiento del mismo tomando como referencia el número del cuadro.
"Desde hace ya un año, Cycle Union reviste sus cuadros y horquillas por sí misma. ¿Cómo ha sido la experiencia hasta el momento? «Muy buena», afirma Sebastian Belkin con satisfacción. «Los resultados han superado nuestras expectativas. Ahora somos capaces de recubrir nuestras bicicletas obteniendo una gran calidad. Esta instalación supone un comienzo sólido para seguir mejorando el proceso de recubrimiento en cuanto a su eficiencia y aplicación». "
Origen: Jola Horschig, «BESSER LACKIEREN» (No. 04, página 2, 08.03.2019)
Imágenes: Pino Petrello